jueves, 22 de noviembre de 2018

Entre palos y gases, se aprobó la Unicaba para ajustar los profesorados

Ahora, la reforma reaccionaria y privatista deberá enfrentar la resistencia de estudiantes y docentes. El texto completo de la ley.

Con palos, gases y el despliegue de carros hidrantes contra estudiantes terciarios y docentes, se aprobó hoy en la Legislatura porteña el proyecto macrista que embiste contra la educación terciaria en la Ciudad.
Los 34 legisladores oficialistas dieron su voto al proyecto que crea la “Unicaba”, frustrado en varias oportunidades por la tenaz lucha de terciarios y docentes, que protagonizaron masivas medidas de lucha a lo largo de todos estos meses, y están desde hace días en la calle: la concentración de hoy fue precedida esta semana por una marcha de antorchas y un acampe frente a la Legislatura. Ante el rechazo unánime de la comunidad educativa, el oficialismo bloqueó el ingreso al recinto de sus representantes, y a cambio dejó estudiantes y docentes heridos por los ataques policiales.
Mientras el proyecto original hacía explícita la liquidación de los 29 profesorados de la ciudad, en esta nueva versión estos “coexistirían” con la Unicaba. Pero el propósito de disolverlos no ha retrocedido un ápice: el proyecto votado establece toda una serie de criterios para la supervivencia de las carreras (cantidades máximas y mínimas de estudiantes, distribución de la matrícula de acuerdo a la disposición edilicia), cuando el gobierno ha incumplido sistemáticamente los reclamos por carencias presupuestarias, edilicias y de nombramientos docentes, y habrá nuevas transferencias de recursos de los institutos hacia la Unicaba. La liquidación de los terciarios prepara el despido de docentes y los negociados inmobiliarios -como ya se vio con la venta reciente del edificio donde funcionaba el instituto de educación física Romero Brest.
La Unicaba sigue los lineamientos ajustadores y privatistas del denominado “Plan Maestro”. En su intervención en la Legislatura, el legislador del PO-FIT Gabriel Solano se refirió al propósito mentado en el proyecto de “lograr una rápida adecuación a la demanda de trabajo”, marcando que “el gobierno quiere transformar la educación pública en el departamento de formación de las patronales, ahorrarles ese gasto y dejar para una pequeña elite una educación superior elevada”. La degradación de contenidos a un mercado de trabajo devaluado tiene como contracara el negocio de los posgrados pagos, en los que se dictan los conocimientos amputados de la formación de grado. Todo esto encubre el gobierno al presentar la reforma como una “jerarquización” de la formación docente, por su paso del nivel terciario a universitario.
Por la ley, el director de la Unicaba será puesto a dedo por el gobierno porteño, un ataque en regla a la autonomía de las instituciones. El avance antidemocrático se produce también en la incorporación del gobierno en una “agencia de evaluación de los profesorados”, creada para imponer los cierres y la adaptación patronal de los contenidos. En ella también meterán la cuchara los institutos de formación privada, que podrán así influir en los contenidos de la educación pública, y en particular la Iglesia, que dirige muchos de los terciarios privados y podrá mantener su orientación oscurantista al amparo del Estado.
Los profesorados públicos deberán “adecuar la gestión administrativa y académica al sistema informático provisto por el Ministerio de Educación” porteño, una metodología que ya se reveló como una herramienta de ajuste en el caso de las inscripciones online a colegios públicos. Las instituciones de gestión privada están eximidas de esta obligación.
El gobierno se ha lanzado a una ofensiva frontal contra la educación terciaria. Pero para aplicar la norma deberá hacer frente a sus protagonistas, que han dado sobradas muestras de su disposición a la lucha. La votación, antes que zanjar la crisis, la ha llevado a una escala superior. Vamos por la derrota de la reforma capitalista, reaccionaria y represiva. Abajo la Unicaba y el gobierno ajustador.

Prensa Obrera

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