lunes, 29 de octubre de 2007

Insólito voto en Bariloche llama la atención sobre las divisiones de la izquierda en Argentina.

Prensa Sur logró encontrar al votante, quien al ser consultado sobre las razones de su actitud respondió que "por un lado es un mensaje a la izquierda argentina, que creo que debería unirse dejando atrás personalismos, egoísmos, verticalismos. Y por otro lado es un mensaje a todos los que buscamos una alternativa, la única posibilidad que tenemos es unirnos, no podemos aspirar a un cambio si no nos unimos. Y para unirnos es preciso debatir sobre qué ejes es posible una unidad. También es importante darnos cuenta que hay factores que dificultan esa unidad, y debemos debatir sobre eso, porque la unidad no es algo que pueda darse de manera mágica, es un proceso que debemos encarar concientes de todos los obstáculos que enfrentamos".

En las calles, distintas personas consultadas opinaron sobre este tema: "Es una estupidez, es perder un voto", "Me parece bien, no puede ser que pasen y pasen elecciones y la izquierda siga tan dividida", "La izquierda no se une porque no quiere, son todos una manga de inútiles que viven cómodos en la nostalgia y no les interesa hacer el esfuerzo de construir algo real", "La izquierda no se va a poder unir mientras existan todos esos viejos apoltronados en sus sillones en Buenos Aires, manejando los hilos de partidos anquilosados que funcionan de una manera totalmente vertical, haciendo todos lo que les dicen desde arriba. Hay que esperar que se mueran", "Si hay algo que le falta a la izquierda es imaginación, y este voto hace un aporte en ése sentido, inicia un camino posible"

En el sobre, junto con las boletas de varios partidos, había un billete de $10. El hallazgo sorprendió tanto como desconcertó a las autoridades y fiscales a cargo de la tarea. Inicialmente se generó una discusión acerca de la forma de proceder frente al inusual hecho, hasta que finalmente quedó claro que tanto las boletas como el dinero debían guardarse juntos en la urna como prueba de la anulación del voto. Quedó flotando la pregunta sobre el destino final del billete.

Pero la solución del aspecto formal no impidió especulaciones de distinto tipo entre quienes conocieron el hecho. La primera de ellas sugería que podría tratarse de un típico caso de voto comprado, y que, por un descuido, el votante se habría olvidado de separar una parte del dinero recibido de las boletas correspondientes. El mecanismo, siempre negado por los distintos partidos políticos, es sin embargo ampliamente conocido por los sectores más castigados de la sociedad. Sin embargo, una mirada más detallada llevó a descartar esta hipótesis. En efecto, las boletas que acompañaban al billete pertenecían todas a partidos de izquierda, las que no suelen ser asociadas con tales prácticas . Por lo demás, las boletas pertenecían a distintos partidos, lo que hubiera anulado el voto aún en ausencia del dinero, de modo que no había un posible beneficiario.

De modo que surgieron otras especulaciones que atribuían un carácter deliberado y simbólico al hecho, pero ninguna de las conjeturas resultó convincente. En síntesis, quedó flotando el misterio en torno a las motivaciones que pudo tener este ciudadano en gastar $10 en estas elecciones. Revisando el padrón de la mesa en cuestión y luego de una serie de intentos fallidos, logramos dar con el autor del voto, quien accedió a dialogar con Prensa Sur, y reproducimos a continuación algunos segmentos de esa charla:

Prensa Sur: ¿Porqué votó de esta manera?

Votante: Mire, la verdad es que elegí esta forma de votar justamente con la esperanza de dar difusión a lo que paso a contarle. Como habrá notado, las boletas que acompañaban al billete pertenecen todas a partidos de izquierda, o que al menos intentan ser vistos por la sociedad de esa manera. Como estoy convencido de que todos los grandes problemas que nos afectan no tienen solución dentro de los marcos del capitalismo, encuentro en la izquierda anticapitalista la única posibilidad de resolver tales problemas. Ahora bien, por razones variadas, tales fuerzas políticas aparecen dispersas en una infinidad de representaciones, cada una de ellas convencida de que tiene una verdad superior a las otras, superior verdad con la que justifican esa fragmentación, dado que los otros "están equivocados", aunque buscan lo mismo. De modo que, entiendo, es necesario hacer algo para resolver este problema.

- Entendemos que lo del billete fue un mero recurso publicitario, pero no queda claro qué es lo que se propone.

- Hay dos aspectos en ese voto, uno simbólico y otro muy concreto. El simbólico puede ser interpretado de distintas formas. Está claro que poner $10 de mi bolsillo es un esfuerzo (aunque pequeño). Su inclusión en el sobre, además de su función principal que era la de llamar la atención, puede significar que es necesario, justamente, hacer un esfuerzo para unir lo que está desunido. También puede significar que esas fuerzas dispersas cobran valor cuando están juntas. Podría objetarse aquí que es el valor que este sistema reconoce, es decir, el valor del dinero, y entiendo que sería una objeción válida, pero es una limitación del simbolismo, que apunta a otro lado. Claramente es un reclamo de unidad a todos estos partidos. Y los que tienen la responsabilidad son en primer lugar los respectivos dirigentes. Y en segundo lugar los que queremos superar el capitalismo.

- Eso en cuanto a lo simbólico. ¿Y el aspecto concreto?

- Ante todo debo reconocer que ambos aspectos sólo se logran si el voto que propongo se hace masivo. Para eso hay que iniciar un movimiento a nivel nacional que lo impulse para las próximas elecciones, sean las que sean. Y esta es la tarea para los que no somos dirigentes. Una tarea que deberíamos llevar a cabo no sólo los que no militamos en ningún partido, sino las bases de esos partidos que compartan la necesidad de la unidad. Para eso hace falta que sean capaces de pensar por cuenta propia, en lugar de cumplir mecánicamente con el mandato partidario. No estarían traicionando a su propia organización, le estarían pidiendo que vaya por más. Pero que lo haga honestamente: son clásicos, en la prensa partidaria de una cantidad de partidos, los llamados a la unidad dirigidos a las otras fuerzas. Pero luego resultan nada más que puestas en escena dirigidas más que nada a demostrar el sectarismo de los otros, y las virtudes propias. Por eso no hay muchas esperanzas en que las dirigencias reviertan la desunión, debemos hacerlo las bases y los independientes (que no lo somos por casualidad, descompromiso o inmadurez política, sino por rechazo a estas prácticas sectarias)

Si esto se logra y un creciente número de los que siempre votamos una u otra opción de izquierda lo implementamos, cada una de estas pequeñas fuerzas sacará cero %. Llevar a todas las fuerzas cada vez más cerca del 0% será la forma de obligar a sus dirigencias a replantearse el tema de la unidad. Como sabemos, es común que tal o cual partido se ufane luego de una elección de haber pasado de un 0,62% a un 0,71%, por ejemplo, en una patética muestra de estupidez política que solo desconocen los fanáticos. Estos "revolucionarios" que viven políticamente de esos cero coma algo porciento deberán buscarse otro curro, o poner las barbas en remojo. Hay que liquidar políticamente a muchos que se creen más marxistas que otros porque han leído El Capital en la versión original en alemán (NdePS: expresión usada recientemente por Pino Solanas), que son capaces de recitar de memoria el significado del concepto dialéctica, pero incapaces de aplicarlo a la realidad concreta.

- Su comentario acerca de El Capital fue hecho hace poco por Pino Solanas ¿está usted en esa línea?

- La propuesta de Pino me parece más que válida, por eso incluí su boleta en el sobre. Sin embargo, creo que hay un rasgo muy común entre los compañeros de la izquierda peronista, como es el de buscar rápidamente un líder, y en ese apuro suelen quemarse anticipadamente. No quiero confundir esta apreciación con alguna crítica malintencionada de alguna izquierda, que objeta a Pino por haber apoyado a Perón en el 73, a Menem en el 89 o a Kirchner en el 2003. Si esto fue cierto, también lo fue que su consecuencia lo llevó al exilio en el primer caso, a ser baleado en el segundo y a denunciar la continuidad con los 90 hoy. Eso indicaría que Pino, por su procedencia política, siempre intenta ver en algunos dirigentes peronistas lo que pronto se demuestra que no son. Pero también, y es lo principal, siempre prevalece su honestidad y sus principios.

- Según lo que dice, parecería que su voto debió ir directamente a Proyecto Sur.

- No, por varias razones. En primer lugar porque entiendo que esa fuerza debe construirse desde abajo, no en competencia sino junto con las otras fuerzas que encarnan un proyecto similar. Y esto no es un capricho, es una imposición de la realidad política argentina. Aunque ningún candidato del sistema lo dice, nuestro futuro económico está agarrado con cinta de pegar a los precios internacionales de las materias primas. Cuando estos caigan y se reduzca aún más el dinero para planes y subsidios, el barco kirchnerista comenzará a hacer agua rápidamente, y muchas de las ratas que hoy lo tripulan buscarán dónde seguir a flote. Si Proyecto Sur no crece a partir de su incorporación en una fuerza más abarcativa, y con más definición ideológica, será la balsa elegida por los oportunistas de siempre. Y no me refiero aquí a consignas vacías. Así como es necesario superar el esquema bobo de cierta izquierda que solo ve como revolucionario un proceso calcado de los soviets, hay que superar también cualquier expectativa de un capitalismo nacional y popular: el capital funciona de la misma forma aquí y en la China, explotando trabajadores y arruinando el planeta. No importa si el dueño se llama Fernández, Schmidt o Chong Seng. Es decir, hay que encarar una construcción amplia, pero con claridad ideológica y política. Y tener perseverancia y paciencia, como recomendaba el Che.

- ¿Quiere agregar algo más?

- Si, tres cuestiones. La primera tiene que ver con otros aspectos de la necesidad de unir a la izquierda. Por un lado, la multiplicidad de luchas sociales (ambientales, salariales, fábricas recuperadas, etc.) pierden fuerza potencial al encontrar que quienes tienen un discurso que da cuenta de sus objetivos están repartidos en muchos pedacitos: la inexistencia de una única referencia clara donde proyectar a futuro esas reivindicaciones, en términos de disputa del necesario poder de decisión, opera como un elemento desmoralizante. Otro aspecto es que, dentro de esas luchas, quienes son a la vez militantes de distintas agrupaciones políticas muy a menudo (demasiado a menudo) suelen anteponer las estrategias partidarias al objetivo del conjunto, con nefastas consecuencias para la organización.

La segunda tiene que ver con la cuestión sobre qué partidos son los que deberíamos intentar unificar. Sobre esto creo que no puede haber una receta, y cada uno pondrá los que considere. Seguramente están los que, bajo el rótulo de socialismo o similar, sólo aspiran a un reformismo inútil. También los que bajo revolucionarias consignas sólo mantienen por décadas algún diputado testimonial. No creo que sea importante definir esto con precisión, sino iniciar el movimiento, y el andar del carro se encargará de ir acomodando la carga.

La tercera cuestión que quisiera agregar es que esta propuesta de meter a toda la izquierda junta en el sobre para las próximas elecciones no supone desconocer el esfuerzo valioso y genuino de tantos militantes y dirigentes políticos de la izquierda, muchos de ellos candidatos en estas elecciones. La honestidad y consecuencia de estos compañeros no está en discusión. Pero si realmente queremos alcanzar alguna vez el objetivo de una sociedad sin explotadores ni explotados debemos ser generosos. Anteponer ese objetivo a los proyectos partidarios parciales. Solo así nos arrimaremos al objetivo: superando la fragmentación crónica que padecemos.


Bariloche, 28 de octubre 2007. >>>PRENSA SUR >>> Patagonia//Argentina >>>

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