miércoles, 11 de octubre de 2023

Massa sigue financiando la corrida cambiaria, y Milei echa leña al fuego


Los costos los pagamos los trabajadores. 
 Se ensancha la brecha cambiaria. 

Javier Milei, en medio de la corrida cambiaria, salió a promover la migración de los depósitos en plazo fijo al dólar. Fue cruzado por Sergio Massa, quien lo acusó de “estar timbeando el ahorro de la gente para sumar un voto”. Ahora bien, no se puede soslayar que la disparada de los dólares financieros obedece a la crisis de reservas producto de la fuga, a las expectativas devaluatorias puestas en los tres candidatos presidenciables y al carácter insostenible del mercado de deuda en pesos montado por el gobierno. 
 En un reportaje, frente a la pregunta de qué le recomendaría a una persona que tiene que renovar su plazo fijo, el candidato de La Libertad Avanza respondió: “Jamás en pesos, jamás en pesos. El peso es la moneda que emite el político argentino, por ende no puede valer ni excremento, porque esas basuras no sirven ni para abono”. Massa, para evitar que a raíz de esas declaraciones se profundice el desarme de plazos fijos, aseveró que “los ahorros de los argentinos están seguros en este momento”. Recordemos que, entre el 20 de septiembre y el 3 de octubre, el stock de plazos fijos tradicionales privados en pesos cayó $500 mil millones.
 Por un lado, es innegable que el hecho de que el candidato más votado tenga como propuesta dolarizar es un incentivo a la corrida en curso. Sobre todo cuando existe un consenso general de que esa dolarización estaría precedida por una fuerte devaluación de la moneda. El propio Milei expresó en su cumbre empresarial en Mar del Plata que “cuanto más alto esté el precio del dólar, más fácil es dolarizar”. En ese sentido, la agencia de Bolsa creada por el padre de Ramiro Marra calculó que, en caso de dolarizar, el tipo de cambio llegaría a $1.300/$1.400 y la inflación alcanzaría el 50%. Fomentando la corrida cambiaria y bancaria, Milei busca que recaiga sobre Massa el trabajo sucio de ejecutar una megadevaluación e incluso un plan Bonex, y, de ese modo, quedaría liberado del costo político que implican esas medidas. 
 De todas maneras, en primer término la corrida se asienta en la devaluación parcial que aplicó Massa luego de las Paso, para complacer al FMI, y en las expectativas devaluatorias depositadas también en un eventual gobierno de Bullrich, con Melconian defendiendo el desdoblamiento cambiario). De hecho, el candidato de Unión por la Patria viene otorgando tipos de cambio diferenciales para los sojeros, las automotrices, las petroleras, las Pymes y las mineras. Como telón de fondo, el factor que impulsa la corrida es la crisis de reservas, provocada por la permanente fuga de capitales amparada por los gobiernos. 
 Por otra parte, el gobierno, con Sergio Massa en Economía, es responsable de haber montado un andamiaje de deuda en pesos verdaderamente insostenible que preparó las condiciones para que se produzca una corrida. Siguiendo los dictámenes del FMI, apeló fuertemente al endeudamiento del Tesoro como vía de financiamiento, a tasas efectivas del 200%, generando vencimientos impagables, que solo en octubre y noviembre de este año acumulan $3,3 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso. 
 El riesgo de default de esta hipoteca también explica que los privados estén deshaciéndose de esos bonos para refugiarse en el dólar. Esa diáspora es facilitada por el seguro de cambio que otorgó Hacienda en algunas licitaciones y canjes de deuda, el cual le garantiza a los bonistas la posibilidad de vender sus posiciones en pesos cuando les sea conveniente -luego de haber embolsado intereses extraordinarios- comprometiendo al Banco Central a comprárselas. Como vemos, el gobierno les da la liquidez que necesitan los especuladores para dolarizarse. 
 En paralelo, tras subir constantemente la tasa de referencia del BCRA, cumpliendo otra exigencia del Fondo, el gobierno agravó la hipoteca de la autoridad monetaria, que ya supera los $20 billones. Sucede que los intereses cada vez más onerosos que devengan las letras de la entidad son reabsorbidos colocando más leliqs y pases, incrementando indefinidamente el stock de deuda del Central, convirtiéndose en una verdadera bomba de tiempo. A su vez, el BCRA tiene un enorme riesgo Tesoro, al contar en su poder con $13 billones de títulos públicos, los cuales constituyen el 21% de sus activos. 
 Massa miente cuando afirma que los ahorros de los argentinos están protegidos, puesto que la exposición al sector público abarca el 60% de los activos de los bancos. Incluso, la banca invierte en letras del BCRA o bonos del Tesoro utilizando dinero de los encajes, que deberían mantener inmovilizado dado que funciona como garantía de los depositantes. Sin dudas, eso también es “timbear con el ahorro de la gente”. Lo anterior encierra el riesgo de una potencial corrida bancaria, lo cual incide en la decisión de los ahorristas de retirar los depósitos a plazo fijo.
 Finalmente, la corrida es producto de los beneficios constantes al capital, tales como la devaluación, el acuerdo con el FMI, la bicicleta financiera y el dominio de la burguesía sobre el sistema financiero. Aspectos que están en la agenda de todos los candidatos patronales. Como contrapartida, somos los trabajadores quienes pagamos las consecuencias de las tensiones cambiarias con más inflación sobre nuestros bolsillos. 
 Por eso, de esta crisis solo salimos con medidas anticapitalistas como la nacionalización bajo control obrero de la banca y el comercio exterior para cortar el drenaje de divisas y terminar con la usura. Solo el Frente de Izquierda levanta este programa, vital si queremos destinar los recursos del país a resolver las carencias de la población trabajadora. 

 Sofía Hart

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