lunes, 28 de noviembre de 2016

Trump, las peras y las manzanas



La función en la producción capitalista de los inmigrantes “ilegales” en EEUU y los peones “golondrinas” tucumanos que levantan las cosechas en Neuquén y el Alto Valle del Río Negro, tiene puntos de coincidencia.
Esas coincidencias echan luz sobre las declaraciones de Trump acerca de la expulsión de inmigrantes.
Aquí y en EEUU la función es abaratar sustancialmente la mano de obra para las patronales, presionando además a la baja los salarios de los trabajadores “legales” o en blanco.
Por eso la inmigración del exterior en EEUU o del propio país en nuestro caso, es un mecanismo que promueven y organizan las propias patronales en su beneficio. Son también un factor patronal de división de la clase obrera y un bloqueo a la sindicalización. Perfectamente tolerado por las burocracias.
La veta xenófoba explotada por políticos patronales (desde Trump al rionegrino Pichetto) busca explotar y potenciar la competencia al interior de la clase obrera, más en la medida que la crisis y el desempleo golpean masivamente. Cuando un sector de la clase obrera es cautivado por la idea de que los extranjeros o los emigrantes de otras provincias “nos vienen a sacar el trabajo”, se produce una reacción primaria, elemental, que la propaganda socialista debe apostar a superar.
En el Alto Valle del Río Negro, las pocas veces que han estallado denuncias de peones “golondrinas” no registrados viviendo en condiciones infrahumanas en las chacras, surge que detrás de su traslado a la zona está la propia patronal y toda una organización mafiosa que nunca podría sobrevivir, por décadas, sin la protección y la promoción del Estado y su entrelazamiento con las fuerzas represivas. El asesinato del peón salteño Daniel Solano en Río Negro expone esta trama en toda su magnitud.
Por eso el anuncio de Trump de expulsar a millones de “ilegales” choca con un hecho objetivo: para las patronales es necesario que primero imponga a la clase obrera nativa las condiciones laborales y los salarios de los expulsados. Porque si los expulsa antes de lograr el abaratamiento de la mano de obra local, elimina un factor de competencia obrera por el trabajo y luego será más difícil imponer una mayúscula flexibilización laboral a obreros estadounidenses que en su gran mayoría ya votaron por lo que ellos entienden que es una propuesta “socialista” con Sanders.
No está claro que los sectores patronales que se benefician con los trabajadores inmigrantes “ilegales”, vayan a tolerar su expulsión sin antes asegurarse otro trabajador en las mismas condiciones. Trump puede alardear para la tribuna, pero no puede saltear los fenómenos que la misma crisis del capitalismo ha generado.
Si Trump o los Pichetto lo ignoran, no hacen más que reflejar que representan la barbarie por sobre todas las cosas.

Norberto E. Calducci

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