jueves, 8 de octubre de 2015

El default de la deuda intra-estado

Oficialismo, oposición política y grandes medios de comunicación repiten a coro y constantemente que la Argentina se ha venido des-endeudando bajo la administración Kirchner pero esto no es cierto y tales afirmaciones configuran un grosero engaño a la opinión pública y, consecuentemente, al pueblo argentino.
Este mito del des-endeudamiento viene a caballo de la política sistemática seguida por la administración K de pago de la deuda con terceros –acreedores privados y organismos financieros internacionales– mediante recursos tomados de casi todas las cajas del Estado, contra entrega de títulos públicos que actúan como “vales de caja” sin capacidad de repago.
Todos se jactan de un supuesto des-endeudamiento pero lo que ninguno dice – clase política, medios y economistas del establishment – es quién, cuándo y cómo va a devolver esta enorme masa de dinero a los organismos del Estado que han sido “empapelados” con bonos impagables; con el agravante que tales entes no le han prestado ni le prestan al Tesoro fondos propios sino fondos administrados que son de terceros: fundamentalmente dinero de los jubilados de la ANSES, reservas del BCRA y depósitos del BNA.

EL MITO DEL DES-ENDEUDAMIENTO

La Deuda Pública del Estado Central ha venido aumentando durante la gestión K a un promedio de 10.000 MD [1] por año.

Según datos del Ministerio de Economía (MECON) la deuda era de unos 150.000 MD (152.600) al momento de la asunción de Néstor Kirchner -mediados del 2003– y llegaba a los 233.200 al 31.12.2014 (último dato oficial): 221.700 MD de deuda performing o con cumplimiento del pago de intereses y 11.600 MD por bonos no presentados al megacanje Kirchner-Lavagna del 2005-2010 (Holdouts).
A esta cifra, empero, hay que sumarle la deuda no computada de los cupones ligados al PBI –entre 10/15.000 MD– y los excedentes estimados a pagar a los holdouts por los juicios perdidos en Nueva York y diversas jurisdicciones del mundo, que agregarían otros 10/15.000 MD por concepto de sentencias y arbitrajes, intereses acumulados, punitorios, honorarios y gastos.
Contando estos dos rubros (20/30.000 MD) y las nuevas obligaciones que se vienen colocando durante el corriente año a través del nuevo “festival de bonos” en curso la Deuda Pública estaría actualmente en el orden de los 260.000 MD o más.
Sin considerar aquí el total de intereses a pagar en el futuro, que según el MECON es de 75.000 MD pero que en la práctica constituye una suma permanente y creciente porque la totalidad de los vencimientos de capital se cubre íntegramente con nuevas obligaciones (novaciones de deuda) y además se toma deuda adicional.
El año 2014 el stock de la deuda pública aumentó en 19.000 MD y para el corriente ejercicio -según Presupuesto 2015- está previsto que la deuda aumente en otros 18.000 MD.
Por eso decimos:
a) que no es cierto que la Argentina se esté des-endeudando porque la deuda pública sigue aumentando fuertemente,
b) que el país no se ha liberado del problema de la deuda porque continúa bajo la trampa de deuda perpetua –por refinanciación sistemática de sus vencimientos de capital y por la continua toma de más deuda– y
c) que la administración K, después de más de diez años de gestión, ha venido batiendo récords de pago de servicios de la deuda con terceros no para independizarse del sistema de endeudamiento estructural que padece nuestro país sino para volver a endeudarse en el mercado local e internacional de capitales.
Y el gran instrumento para viabilizar este proceso de re-endeudamiento es la Deuda intra-Sector Público o Deuda intra-Estado.

LA DEUDA INTRA-ESTADO

El 61 % de la deuda del Estado Central –136.000 MD sobre la deuda performing oficial de 221.700– está en manos del propio Estado.
Esto es así porque la administración Kirchner adoptó la política de pago de la deuda con terceros utilizando fondos que saca de toda una serie de organismos públicos.
En el caso argentino y bajo el gobierno K los principales prestamistas del Sector Público son tres:
El Banco Central (BCRA), al que el Tesoro Nacional le debe hoy 90.000 MD por concepto de Títulos Públicos y de Adelantos Transitorios (59.000 en dólares y 31.000 en pesos respectivamente).
La ANSES –que no tiene fondos propios sino que administra la plata de los jubilados– que tiene más del 64 % del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) del Sistema Previsional prestado al Gobierno.
El Banco Nación (BNA), cuya finalidad primaria es prestar al sector privado productivo pero tiene aproximadamente la mitad de su cartera de créditos prestada al Estado (en préstamos y títulos públicos).
Pero además de estos tres organismos toda una larga serie de otros entes públicos viven prestándole dinero al gobierno [2]:

a) AFIP-Administración general de Ingresos Públicos,

b) AGP-Administración general de Puertos,

c) BICE-Banco de Inversión y Comercio Exterior,

d) CMEA,

e) CAMMESA-Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A.,

f) IAF-Instituto de Ayuda Financiera para Pago de Retiros y Pensiones Militares,

g) INDER-Instituto Nacional de Reaseguros,

h) Lotería Nacional,

i) FFSIT-FF (Fondo Fiduciario) Sistema de Infraestructura de Transporte,

j) FFRH-FF Recuperación Hipotecaria,

k) ENARSA-Energía Argentina SA,

l) FFFIR-FF Federal de Infraestructura Regional,

m) FAH,

n) FFRE-FF de recuperación de Empresas,

o) FFRH-FF de Recuperación Hipotecaria,

p) FFPEV-FF para eliminar la Violencia,

q) INDER-Instituto Nacional de Reaseguros,

s) PROCREAR-Programa de Crédito Argentino,

t) SRT-Superintendencia de Seguros de Trabajo, y otros entes públicos y/o semi-públicos.

Estos préstamos de la Deuda intra-Estado usualmente se hacen contra letras/bonos que en la práctica equivalen a desvíos de fondos de sus destinos específicos y no tienen capacidad de repago demostrada. Es decir, que son un “paga-Dios” que sirve para cubrir vencimientos que son así traspasados al Fisco por vía de operaciones de rescate o recompra de las obligaciones con terceros sin posibilidad alguna de restitución de esos fondos prestados.
El grave problema de la descapitalización y desfinanciamiento producido por toda esta masa de obligaciones impagables intra-Sector Público –un desequilibrio fiscal estructural que se cubre con refinanciaciones permanentes- es abiertamente soslayado por la clase política –oficialismo y oposición– por la clase dirigente en general y por los economistas del establishment en particular.

PROYECCIONES Y PERPECTIVAS

Tener deuda interna e intra-Estado, en lo inmediato, obviamente es mejor que tener deuda externa con terceros, pero ello no elimina la cuestión de fondo del re-endeudamiento y toma de nueva deuda sin capacidad de repago (con el sector público y con el sector privado), sobre todo si se tiene en cuenta cuál es el objetivo final de este macro-sacrificio de recursos y activos financiero-fiscales.
Es el símil de un préstamo coercitivo u obtenido bajo presión a familiares o amigos para pagarle obligaciones a un tercero, con el agravante ya citado que el Tesoro se está apropiando así de fondos que no son propios del Estado y que tienen finalidades o destinos diferentes al pago de la Deuda Pública.
La cuestión de la Deuda intra-Estado no es neutra – no se trata de un “pagaré” donde acreedor y deudor son la misma persona y, por ende, su falta de cumplimiento o default no tiene consecuencias sobre las Finanzas Públicas: es plata que se tiene que devolver.
El costo financiero de la Deuda intra-Estado conlleva la descapitalización del BCRA, el desfinanciamiento del sistema previsional que administra la ANSES, la merma de créditos prestables al sector privado productivo por parte del BNA y un sistemático desvío de fondos presupuestarios de sus destinos específicos.
La presidenta CFK –en su discurso del 26.8.2014 (donde auto-calificó la gestión Kirchner de “pagadora serial”)– dijo que en el decenio 2003-2012 la Argentina pagó 173.700 MD a sus acreedores.
Pero la deuda pública, pese a tales pagos, no bajó en relación al stock existente al inicio de su gestión sino que, por el contrario, aumentó fuertemente durante el período.
La explicación de este “fenómeno” –saldo inicial de 150.000 MD al 2003 menos 174.000 MD de pagos de la Deuda durante 10 años contra saldo final de 233.000 MD (ó 260.000) al 31.12.2014- muestra claramente que todos esos “pagos” fueron en realidad cancelaciones efectuadas íntegramente con nuevas deudas –pagando “deuda con deuda”– tal como se sigue haciendo hasta la fecha en forma sistemática (exactamente al revés de lo que dice el ministro Kicillof), a la vez que se toma deuda adicional.
Esta utilización masiva de la Deuda intra-Estado ha venido siendo realizada por la administración Kirchner para cumplir escrupulosamente la Deuda Pública con Terceros a costa de traspasarle las obligaciones impagables al Fisco: algo así como ofrecerle a los acreedores el ideal de que el deudor –en este caso, la Argentina– se “trague” su propia deuda (vía rescates o recompras); cosa que la administración K fue instrumentando todos estos años a través del sistemático pago de obligaciones en moneda extranjera con reservas internacionales del BCRA y pagos de obligaciones en pesos con toma de fondos contra colocación generalizada de títulos dentro de la Administración del Estado.
El des-endeudamiento con terceros vía transferencia del grueso de la deuda al propio Estado deudor deja abierta, a la vez, la posibilidad –una “posibilidad” que ya se está ejecutando- de una reducción parcial y gradual de la misma aunque no por cobertura o cumplimiento sino al contrario, por su licuación e impago:
a) A través de la renovación permanente de las obligaciones intra-estatales a su vencimiento –con bajas tasas de interés o directamente sin intereses- y/o practicando condonaciones parciales.
b) A través de la licuación de la Deuda en Pesos ajustada por CER –que está en manos de la ANSES– de modo que por sub-indexación de tales ajustes esa deuda intra-sector público tenga una reducción progresiva tanto en su valor real como expresada en dólares (conforme a la metodología internacional). [3]
c) Paralelamente, el diferimiento de la aplicación de la movilidad jubilatoria del 82 % y la muerte de jubilados/pensionados –con el consiguiente ahorro de pagos y retroactivos (directamente vinculados a la edad de los beneficiarios)- también iría descargando con el tiempo gran parte de la Deuda intra-Estado de y con la ANSES.
Este mecanismo no eliminaría totalmente la deuda intra-sector público pero atenuaría su peso vía licuación e impago de compromisos, sirviendo así funcionalmente, en la práctica, como “préstamo-puente” para –descargando obligaciones con terceros– volver a tomar nueva Deuda Externa.
La clave de toda esta operatoria reside entonces en que ahora la mayoría de la deuda del Estado Central es Deuda intra-Estado, que dicha deuda traspasada es impagable y que merced a este mayúsculo “desagote parcial” de obligaciones con terceros a costa del desfinanciamiento público la administración K y el nuevo gobierno electo quedan cada vez más en condiciones de lograr el objetivo del Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005-2010 y de la Hoja de Ruta Boudou del 2008, consistente en retornar al mercado internacional de capitales, precisamente para volver a endeudarse.

Héctor L. Giuliano

Notas:

[1] Las siglas MD/M$ significan Millones de Dólares/Pesos y se expresan siempre con redondeo, por lo que puede haber mínimas diferencias entre totales y sumatoria de términos.
[2] No se incluye aquí –aclaración muy importante- el total de la Deuda Pública Nacional, que comprende también las deudas de Provincias/Municipios, Empresas Públicas/Organismos Nacionales/Fondos Fiduciarios (FF), Banco Central (BCRA) y juicios contra el Estado con sentencia en firme; cuyo monto consolidado no se conoce porque no es informado por las autoridades.
[3] Por definición, toda devaluación del peso –sea por minidevaluaciones graduales (como en la actualidad) o por macro-devaluaciones (como en Enero de 2014)- implica una licuación o reducción del valor de las obligaciones en moneda local expresadas o computadas en dólares.
Hoy –datos al 31.12.2014– el 35 % de la deuda performing (222.000 MD) está en pesos (equivalente a 78.000 MD) y el 65% está en moneda extranjera (144.000 MD), de modo que la “licuación” de la deuda en pesos por esta vía ha tenido una fuerte incidencia al atenuar el monto del incremento anual de la deuda pública total.
El año pasado –siempre según la información del MECON para el cierre del 2014– el aumento de la deuda durante el ejercicio fue de 37.400 MD (40.100 MD de nuevo financiamiento menos amortizaciones/cancelaciones por sólo 2.700 MD) pero la disminución producida por la devaluación sobre la deuda en pesos fue de 15.300 MD (16.400 agregando ajuste por CER y otros conceptos menores), de modo que el aumento de la deuda resultante quedó así en 19.000 MD.

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