miércoles, 27 de abril de 2011

Recién ahora se evalúa a un fiscal cómplice de la dictadura


El Procurador General abrió una investigación por la denuncia contra el fiscal Romero Victorica

Victoria Montenegro, apropiada por el coronel Herman Tetzlaff, aseguró que “Romero Victorica sabía que Herman mató a mi padre”. Righi investigará el caso y la Justicia abrirá una causa penal.

Por Irina Hauser

La carrera judicial del fiscal de la Cámara de Casación Juan Martín Romero Victorica se tambalea. Es porque para Victoria Montenegro, hija de una pareja de desa-parecidos, “se acabó el miedo” y siente “la obligación de denunciarlo”. El lunes declaró que mientras la Justicia tenía que investigar a su apropiador, el coronel de Inteligencia del Ejército Herman Tetzlaff, el fiscal Romero Victorica lo llamaba para anticiparle información de la causa y hasta le consiguió abogados para su defensa. Ayer, Victoria le dijo más a Página/12: “Romero Victorica sabía que Herman mató a mi padre”, en un operativo que comandaba. Ahora, “el Potro” –como le dicen al fiscal– tendrá cinco días para presentar un descargo ante el procurador general, Esteban Righi, jefe de todos los fiscales, quien enseguida abrió un expediente administrativo y evaluará si impulsa su destitución. Por lo pronto, además, el Tribunal Oral Federal 6, que lleva adelante el juicio sobre el plan sistemático de apropiación de menores durante la dictadura, donde Victoria hizo su relato revelador, resolvió enviar la grabación de toda su declaración a la Cámara Federal para que se abra una causa penal ante algún posible “delito de acción pública”.
Lo primero que hizo Righi fue pedir la declaración de Victoria y “todas las constancias vinculadas a la actuación” de Romero Victorica. Después de estas formalidades, anunció, le requerirá “explicaciones” y dará paso a la intervención de un grupo de fiscales que conforman un “consejo evaluador”, que le recomendarán el próximo paso, que puede ser desde una sanción hasta el impulso de su juicio político. El TOF 6, además de denunciar posibles delitos de parte del fiscal para que se lo investigue penalmente, también resolvió mandar la grabación del testimonio de la joven no sólo a la Procuración, sino al juzgado de Norberto Oyarbide, quien investiga la actuación de juzgados de menores durante la dictadura en la entrega de bebés nacidos en cautiverio, y también al juzgado de San Martín que investiga la desaparición de los padres de Victoria, Hilda Ramona Torres y Roque Orlando Montenegro, militantes de la JP y luego del ERP.
Victoria describió el lunes ante los jueces del TOF 6 –que preside María Roqueta– una relación muy estrecha entre Romero Victorica y su apropiador, el coronel Tetzlaff, fallecido, quien fue jefe del operativo que se llevó a sus padres de su casa en Boulogne, jefe de grupos de tareas de El Vesubio y de Inteligencia en Campo de Mayo. Situó el vínculo entre el fiscal y Tetzlaff en la época en que comenzó a avanzar la causa penal que dejaría al descubierto cómo se apropió de ella, seis meses después de ese operativo en el que mató al padre biológico de Victoria. El propio represor le confesó a ella que había asesinado a Montenegro, y hasta le dio el arma que utilizó, que tenía guardada (ver aparte).
Romero Victorica, contó Victoria, “llamaba a casa y le daba información” sobre lo que pasaba en el expediente. “Sé que era amigo de mi apropiador, Herman siempre dijo que era de la causa de ellos (...) iba a Comodoro Py a verlo por la información que le facilitaba”, reiteró ayer.
Cuando detuvieron a Tetzlaff por primera vez, por orden del ex juez de San Isidro Roberto Marquevich, ella misma atendió el teléfono y el fiscal le dijo que se quedara tranquila, “que yo debía contenerlo, que iba a salir, que él iba poner a unos amigos para que lo sacaran”. Según contó, Romero Victorica dijo que le debían un favor, uno era su sobrino Manuel Romero Victorica y otro Martín Anzoátegui, juez federal durante la dictadura, que mandó a allanar en 1981 a los organismos de derechos humanos. En tres meses lo liberaron. Con la condena volvió a quedar preso.
Como muchos otros hijos de de-saparecidos apropiados, Victoria pasó por una etapa de apego a su apropiador y de cierta resistencia a conocer la verdad sobre su origen, hasta que en un momento, en sus palabras, “empecé a hacerme cargo de la otra historia”. Fue cuando la Cámara de San Martín firmó un fallo aceptando que no se sacara sangre, entonces se planteó: “Soné si alguna vez quiero saber algo”. Después conoció su identidad por otros estudios de ADN alternativos, en base a elementos obtenidos en su casa. Contó que incluso ella misma había ido a ver alguna vez a Romero Victorica. “La última vez me habló muy bien de Herman, entonces yo le digo que participó en el operativo en el que matan a mis padres, por eso me volvió a buscar. Entonces me abraza y me dice ‘tu papá tuvo un motivo mucho más fuerte para irte a buscar’”, contó Victoria. “Romero Victorica sabía que Herman mató a mi padre”, le dijo a este diario.
Por mucho tiempo, dijo Victoria, no habló de Romero Victorica por “lealtad” dado que había “ayudado” a su apropiador. Hace poco, cuando tuvo que ir a declarar en la causa sobre la Triple A (a sus padres los mataron días antes del 24 de marzo de 1976), “me di cuenta de que a este señor no le debo nada, de que en realidad no ayudó nunca, que mi papá está desaparecido (...) que esta persona por el contrario ayudó a que nunca se sepa la verdad (...) Ahí en mi cabeza hice un quiebre y dije, no, fue cómplice y ya no hay lugar para eso en este país que estamos construyendo. Por eso tengo la obligación de denunciarlo y por eso no tengo que tener miedo”.
Romero Victorica habló ayer por radio e inquirió: “¿Eso dijo Victoria Montenegro?” “¿En qué juicio?”. Reconoció que se había reunido con ella y dijo que lo hacía para darle consejos, pero acotó que a Tetzlaff “no lo conozco, no lo conocí ni sé qué pasó con su vida”. “¿Cómo le voy a pasar información?”, agregó después. El fiscal sostuvo que “porque yo he tenido presos a terroristas y subversivos (sic), al hacer eso (se deduce) tengo que ser amigo de los militares. Eso es un grave error que cometen incluso pe-rio-dis-tas”, silabeó. “En la Justicia no tenemos amigos ni enemigos, tenemos gente que es objeto de la Justicia. O ella está en un profundo error o cree que porque yo la recibí, la atendí, le encontré la causa y la orienté un poquito en su vida, no sé, pero bueno... en fin”, titubeó.
Por no haber denunciado su aparente conocimiento de los operativos en los que Tetzlaff intervino, incluso la confesión de que mató al papá de Victoria, Romero Victorica podría ser investigado por posible incumplimiento de los deberes de funcionario público; asesorar y filtrar información para una parte, se correspondería con el delito de prevaricato. En la Procuración, un grupo de fiscales decidirá en los próximos días si hay motivos para mandarlo a un jury y destituirlo. Un antecedente de fiscales enviados a juicio por complicidad con crímenes de la dictadura es el de Roberto Mazzoni y Carlos Flores Leyes, acusados de participar en interrogatorios ilegales y amenazar a detenidos ligados a la Masacre de Margarita Belén. Ambos renunciaron antes del inicio del jury. El propio Romero Victorica ya fue sancionado por la Procuración a raíz de que, en una audiencia en Casación por la excarcelación del ex ministro de gobierno de facto Jaime Smart, dijo: “No puedo creer que a Jimmy le imputen esos hechos, no sé qué hace está causa acá, si yo estoy de acuerdo con la excarcelación”. Los hechos eran 60 privaciones ilegales de la libertad y tormentos en el circuito Camps

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